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Hoy en el día universal del niño hemos querido preguntarle a nuestra Dra. Pilar Roncales cómo ha cambiado la alimentación complementaria en los últimos años.

En los últimos años, las recomendaciones que los pediatras damos a la hora de iniciar la alimentación complementaria han sufrido algunos cambios. Poco tiene que ver con lo que nuestros padres hacían. Sin embargo, en algunos aspectos, se asemeja más a lo que nuestros abuelos, que tenían familias muy numerosas, hacían más “por necesidad”, que “por conocimiento”.

Hasta hace no mucho, los pediatras daban unas pautas muy estrictas de qué comer, cuánto comer, cuándo comer, cómo comer… y los padres, muy obedientes, cumplían.
¿Y los bebés? Pues no les quedaba otra que comer y callar. Algunos, con gusto. Otros, se negaban a comer todo lo que los padres ponían en el plato.

Desde hace unos años, los pediatras ORIENTAMOS:

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¿Cuándo?

Idealmente, hasta los 6 meses, la alimentación seguirá siendo la lactancia (materna a ser posible, mixta o artificial). Se puede iniciar algo antes la alimentación complementaria, no antes de los 4-5 meses, siempre que le llame la atención la comida, sea capaz de mantenerse sentado y haya desaparecido el reflejo de extrusión. Entre los 6 y los 12 meses, la principal fuente de energía sigue siendo la leche, y la alimentación COMPLEMENTARIA se va introduciendo poco a poco, para ir adquiriendo mayor importancia conforme el niño se hace mayor.

¿Qué?

A grandes rasgos, se pueden ofrecer todo tipo de alimentos desde el inicio, de manera paulatina, y adaptándose a las costumbres y gustos de cada familia. Puesto que la leche materna apenas aporta hierro, priorizaremos los alimentos ricos en este mineral: carne, huevos, cereales integrales, legumbres, frutos secos molidos…
NO se debe demorar los alimentos potencialmente alergénicos, como se creía antes (huevos, pescado, algunas frutas, frutos secos…)

Los alimentos que NO se deben dar a niños menores de 12 meses son:

• Verduras de hoja verde (acelga, espinaca, borraja…).
• Pescados azules grandes (atún rojo, emperador…).
• Leche de vaca (lácteos como yogur o queso fresco sí podemos ofrecer en pequeñas cantidades hacia el final del primer año).
• Alimentos con los que pueda atragantarse, como frutos secos enteros, olivas, uvas, u otros alimentos de difícil masticación.
• Sal, azúcar y miel.

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¿Cómo y cuánto?

Hay familias que prefieren ofrecer al bebé purés o papillas, otras que prefieren hacer método baby led weaning (alimentación guiada por el bebé) o su variante BLISS, y hay familias que optan por un método mixto. Para los que esto del baby led weaning les suene a chino, se trata de una manera de ofrecer alimentos al bebé, de manera que pueda cogerlos con sus manos y llevárselos a la boca, y de esta manera se favorece una alimentación autónoma, en la que los padres eligen qué come, pero los bebés deciden cómo y cuánto. El BLISS es una variante, en la cual se opta por introducir con prioridad aquellos alimentos más ricos en hierro y energía, entre otras cosas.

En cualquier caso, las recomendaciones generales son:

• Ir aumentando la textura y consistencia de los alimentos de manera gradual.
• Ofrecer los alimentos varias veces si no les ha gustado la primera vez.
• Favorecer la autonomía del niño, en un ambiente familiar (en la mesa con el resto de la familia).
• Evitar elementos de distracción, como la tv o el móvil.
• Nunca obligar a comer, respetar las señales de saciedad.
• Supervisar siempre que el bebé esté comiendo.
• Y ¡disfrutar de la comida!

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Autor: Dra. Pilar Roncalés
HC Pediatría
Consultas HC Miraflores
Ubicadas en Paseo de los Rosales 28 dpdo.
Grupo Hospitalario Hernán Cortés

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