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Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para denunciar la violencia ejercida sobre las mujeres en todo el mundo y buscar políticas que la condenen y erradiquen en todos los países del mundo.

Por desgracia, todavía queda mucho por hacer y es que si vemos las cifras en lo que va de año tenemos que sumar 37 víctimas y 1118 asesinatos desde el 2003, según fuentes de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, en nuestro país. Existen muchas causas y asociaciones que cada día luchan a favor de conseguir los derechos de las mujeres y acabar con todo tipo de violencia que se ejerza contra ellas por el simple hecho de ser mujer, pero en un día cómo hoy hemos querido hablar con la Doctora Sonia Peña, Coordinadora de la Unidad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética del Grupo Hospitalario Hernán Cortés, ya que es Presidenta de la Fundación Sigo Adelante.

Una Fundación que, gracias a la acción desinteresada de un grupo de médicos, cirujanos plásticos y anestesistas tiene el objetivo de mejorar la calidad de vida de niños o adultos que, debido a malformaciones, accidentes, quemaduras, cáncer u otra enfermedad, sufren física y emocionalmente por las deformidades faciales, mutilaciones o secuelas. “La Fundación se encarga entre otras funciones, de la financiación del coste de intervenciones de cirugía plástica reconstructiva y reparadora a pacientes que no dispongan de los suficientes recursos económicos para costearlas. Al inicio, nuestra actividad se desarrolló en Aragón. Aquí hemos podido ayudar a mujeres que sufrían secuelas graves tras accidentes, cáncer y también hemos ayudado a mujeres que habían sufrido ablación genital”, nos cuenta la Dra. Peña. Una práctica muy extendida en países africanos que por razones culturales y religiosas, todavía hoy se realiza a niñas y mujeres, y que según Naciones Unidas desde 2016, se considera una prioridad entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, marcándose el 2030 como límite para la erradicación.

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Desde la Fundación afirman que: “Hemos podido intervenir quirúrgicamente a varias de estas mujeres y asistido a su formación mediante charlas formativas para proteger y cuidar a niñas y mujeres en riesgo de sufrir mutilación genital femenina, trabajando con las familias para ir modificando sus creencias y tradiciones que sustentan la realización de esta práctica. Nuestro objetivo no es otro que el de concienciación, más allá del marco legal, sobre la igualdad en la sociedad de las mujeres en riesgo de sufrir una mutilación genital femenina o que ya la han sufrido, haciendo hincapié en la búsqueda de soluciones que fomenten sus capacidades y habilidades personales”.

Pero además de ayudar a mujeres en esta situación, desde 2014 en la Fundación se embarcaron en un reto muy complicado, al mismo tiempo que gratificante. Se trata del proyecto “Devuélveles la sonrisa”, centrado en ayudar a mujeres en Pakistán que han sido atacadas con ácido y que tienen graves secuelas de quemaduras. Las cifras son terribles y es que los casos de mujeres y niñas maltratadas en este país superan el 95% de la población y un 60% las que son atacadas con ácido: “Con nuestro proyecto “Devuélveles la sonrisa” hemos intervenido quirúrgicamente a mujeres en esta situación y contamos con la colaboración de una fundación local que las acoge y posteriormente procura la reinserción sociolaboral de estas”, nos explica la Dra. Peña.

Y es que los efectos de la violencia con ácido son devastadores e incluyen daños físicos muy graves llegando a desfigurar los rostros de sus victimas de por vida. Lo que supone un trauma psicológico inevitable con sus terribles consecuencias como el aislamiento social, el ostracismo y su futuro tanto personal como profesional, que también se ve trastocado. Por estos motivos, “es fundamental para ellas completar una rehabilitación psicológica tras sufrir esta tragedia. (…) Por nuestra parte nos gustaría continuar con el compromiso adquirido con ellas, seguir ayudando en la medida de lo posible, tanto en nuestros viajes a otros países en vías de desarrollo realizando los tratamientos médicos de las secuelas, como proporcionándoles los medios materiales médicos más básicos, de los cuales carecen como analgésicos, suturas, material de curas… Igualmente nos proponemos continuar con nuestro trabajo dentro de nuestra tierra, de nuestra sociedad”. La doctora prosigue: “Debemos tratar entre todos de erradicar esta lacra social, desde su raíz, la educación. Pero también debemos hacer sentir a estas mujeres que no están solas, que por muy lejos que vivan, por muy distinta que sea su cultura, si sabemos o podemos hacer algo por ellas, lo vamos a hacer”.

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Para todas estas víctimas es vital dar visibilidad al problema fuera de sus fronteras y así que puedan vislumbrar un pequeño rayo de luz en forma de apoyo externo, y es que desde dentro de su país las ayudas son prácticamente inexistentes. La Dra. Peña concluye: “Hay que recordar que lo que diferencia la violencia machista de otras violencias es la razón que la mueve: una concepción de la mujer como ser subordinado al hombre. Así pues, la violencia machista no persigue cualquier violencia de un hombre frente a una mujer, sino aquella que viene motivada por una pretendida desigualdad entre ellos. Los asesinatos solo son la punta del iceberg, puesto que también se manifiesta en forma de maltrato físico o psíquico”.

Sin duda, la conmemoración de un día que hace mucha falta todavía para denunciar y dar visibilidad a un problema que esperamos año tras año mejore, con la esperanza de conseguir la erradicación total de cualquier forma de violencia sobre la mujer.

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