[bt_section lazy_load=”no”][bt_row][bt_column width=”1/1″][bt_text]
El día 13 de junio se celebra el día Europeo de Prevención del Cáncer de Piel, que pone en relieve la importancia de llevar a cabo campañas para prevenir este tipo cáncer.
[/bt_text][bt_hr top_spaced=”not-spaced” bottom_spaced=”bottomSmallSpaced” transparent_border=”noBorder” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_hr][/bt_column][/bt_row][/bt_section][bt_section lazy_load=”no”][bt_row][bt_column width=”1/1″][bt_text]
¿Cuál es la incidencia del cáncer de piel?
El cáncer de piel es el cáncer más frecuente de la población general a nivel mundial. Desgraciadamente, cada año vemos como va aumentando su incidencia. En España se diagnostican alrededor de 80.000 casos de cáncer de piel anualmente.
¿Qué tipos de cáncer de piel existen?
Generalmente se divide en dos grandes grupos: melanoma y cáncer cutáneo no melanoma, grupo muy heterogéneo donde se engloban el resto de tumores malignos de la piel.
- El melanoma, aunque no es el más frecuente, sí es uno de los tumores cutáneos malignos con peor pronóstico, ya que si no es diagnosticado a tiempo puede extenderse rápidamente por todo el organismo. Generalmente, se diagnostica como un lunar que cambia o como una lesión que aparece nueva sospechosa. Los criterios ABCDE (asimetría, bordes irregulares, cambio de color, diámetro >6mm y evolución entendido como cambio) nos ayudan a que el paciente acuda a la consulta. Una vez en la consulta nos basamos en criterios clínicos y dermatoscópicos para su diagnóstico. El tratamiento de elección ante una sospecha es una extirpación quirúrgica de la lesión para su estudio histológico. Posteriormente, en función del resultado y sobre todo el grado de profundidad que alcance dicha lesión habrá que complementar el tratamiento con ampliación de los márgenes quirúrgicos, estudio ganglio centinela y/o terapia farmacológica.
- Dentro de los tumores de piel no melanoma destacan por su frecuencia el carcinoma basocelular y el carcinoma epidermoide.
El carcinoma basocelular es el tumor más frecuente de la raza humana, pero tiene un excelente pronóstico si es diagnosticado a tiempo. Se identifica como tumoraciones rosadas brillantes o pigmentadas a veces ulceradas o sangrantes en zonas expuestas al sol. Normalmente, se diagnostica a partir de la sexta década de la vida pero es posible verlo en gente más joven en caso de exposición solar intensa o determinados síndromes genéticos. Para su tratamiento, se considera de elección la cirugía, aunque podemos optar por otros tratamientos como la terapia fotodinámica, imiquimod, crioterapia o radioterapia en función del tipo de paciente y del tumor.
En cuanto al carcinoma epidermoide, se trata de tumoraciones con superficie queratósica de rápido crecimiento que aparecen en zonas fotoexpuestas generalmente también a partir de la sexta década de la vida. Con un pronóstico no tan bueno como el anterior, ya que no es infrecuente que puedan dar metástasis linfáticas locorregionales si se demora su diagnóstico. En este caso, el tratamiento de elección es la cirugía, aunque también puede utilizarse la radioterapia.
Por su importancia, también conviene conocer la queratosis actínica, lesión premaligna muy frecuente en la población. Se identifican como lesiones rosadas con una escama fina en superficie en zonas fotoexpuestas, generalmente cara o cuero cabelludo. Se recomienda su tratamiento para evitar que puedan malignizar en un futuro. Además, nos dan una idea de la exposición solar acumulativa que ha recibido un paciente. Para su tratamiento, podemos utilizar crioterapia, imiquimod, terapia fotodinámica, etc..
[/bt_text][bt_hr top_spaced=”not-spaced” bottom_spaced=”bottomSmallSpaced” transparent_border=”noBorder” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_hr][/bt_column][/bt_row][/bt_section][bt_section lazy_load=”no”][bt_row][bt_column width=”1/6″][/bt_column][bt_column width=”4/6″][bt_image lazy_load=”no” image=”5352″ caption_text=”” size=”full” shape=”square” url=”” target=”_self” hover_type=”” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_image][bt_hr top_spaced=”not-spaced” bottom_spaced=”bottomSmallSpaced” transparent_border=”noBorder” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_hr][/bt_column][bt_column width=”1/6″][/bt_column][/bt_row][/bt_section][bt_section lazy_load=”no”][bt_row][bt_column width=”1/1″][bt_text]
¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de piel?
En general, podemos decir que los factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel son:
- Radiación ultravioleta: La exposición solar tanto de forma crónica a lo largo de la vida como la intermitente sobre todo si nos produce quemaduras solares, especialmente en la infancia y adolescencia es el factor de riesgo más importante conocido implicado. Debemos por supuesto evitar las cabinas de autobronceado.
- Fenotipo del paciente: fototipo claro, ojos claros y cabellos rubios o pelirrojos. También pacientes que tienen muchos lunares y muy diferentes entre sí (síndrome del nevus atípico).
- Genética: antecedentes familiares de cáncer de piel (sobre todo en el caso de melanoma), síndromes genéticos como síndrome de Gorlin o xeroderma pigmentoso.
- Radioterapia: pueden aparecer tumores de piel en las zonas de piel que han sido previamente radiadas.
- Terapia inmunosupresora: los pacientes que están recibiendo este tipo de medicación o que están inmunodeprimidos por otro motivo tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel y que éste tenga un curso más agresivo. Por ello, se recomienda seguimiento dermatológico preventivo.
- Antecedente personal de cáncer de piel: los pacientes que ya han sido diagnosticados previamente de cáncer de piel tienen mayor riesgo de padecer nuevos tumores a lo largo de su vida. Es por ello que precisan un seguimiento dermatológico más estrecho.
[/bt_text][bt_hr top_spaced=”not-spaced” bottom_spaced=”bottomSmallSpaced” transparent_border=”noBorder” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_hr][/bt_column][/bt_row][/bt_section][bt_section lazy_load=”no”][bt_row][bt_column width=”1/6″][/bt_column][bt_column width=”4/6″][bt_image lazy_load=”no” image=”5353″ caption_text=”” size=”full” shape=”square” url=”” target=”_self” hover_type=”” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_image][bt_hr top_spaced=”not-spaced” bottom_spaced=”bottomSmallSpaced” transparent_border=”noBorder” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_hr][/bt_column][bt_column width=”1/6″][/bt_column][/bt_row][/bt_section][bt_section lazy_load=”no”][bt_row][bt_column width=”1/1″][bt_text]
¿Cómo podemos prevenir el cáncer de piel?
Es muy importante evitar los factores de riesgo que están en nuestra mano. No podemos cambiar nuestra genética ni dejar de tomar un tratamiento inmunosupresor si lo necesitamos. Pero sí podemos evitar la exposición solar intensa, en las horas centrales del día y utilizar la protección solar adecuada complementando con medidas físicas como gafas, sombrero y camiseta.
Una de las características del cáncer de piel es que tiene una primera fase de crecimiento lento y es visible por lo que deberíamos autoexplorarnos la piel de forma periódica y siempre acudir al dermatólogo ante cualquier indicio que hayamos encontrado para poder realizar un diagnóstico precoz. En general, podemos decir que toda lesión que no cura, crece o sangra o cualquier lunar que cambie o que aparezca nuevo en la edad adulta nos debería hacer consultar. También, se recomienda por este motivo, realizarse revisiones periódicas en el dermatólogo con mayor o menor frecuencia dependiendo de nuestros antecedentes, edad, y fenotipo.
[/bt_text][bt_hr top_spaced=”not-spaced” bottom_spaced=”bottomSmallSpaced” transparent_border=”noBorder” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_hr][bt_hr top_spaced=”not-spaced” bottom_spaced=”bottomSmallSpaced” transparent_border=”noBorder” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_hr][/bt_column][/bt_row][bt_row][bt_column width=”1/1″][bt_text]
Autor: Dra. Marta Molins
Médico especialista en Dermatología y Venereología
Gabinete Medico HC
Hernán Cortés 23-25
Grupo Hospitalario Hernán Cortés
[/bt_text][bt_hr top_spaced=”not-spaced” bottom_spaced=”bottomSmallSpaced” transparent_border=”noBorder” publish_datetime=”” expiry_datetime=”” el_class=”” el_style=”” responsive=””][/bt_hr][/bt_column][/bt_row][/bt_section]