El doctor Ferreras coordina un equipo que atiende a pacientes las 24 horas del día, 365 días al año, en pleno centro de Zaragoza y con un 50% de atención a pacientes Covid
”Piden PCR porque les dicen que tienen que someterse a aislamiento sin hacerse la prueba y eso, un autónomo, no puede permitírselo”
Cuando aceptó el reto de dirigir el Servicio de Urgencias del Hospital HC Miraflores, el doctor José María Ferreras no imaginaba que tendría que inaugurar una unidad de Urgencias en medio de la mayor pandemia de los últimos cien años. Afortunadamente, gracias a su dilatada experiencia y a la seguridad que da saberse respaldado por todo el equipamiento técnico y el equipo especializado de un hospital las 24 horas del día, 365 días al año, el balance es hoy más que satisfactorio: el tiempo de espera de las urgencias no suele superar los 30 minutos y la adaptación a los protocolos Covid ha sido un éxito.
Nos atiende después de una guardia de 24 horas. Cansado, pero entusiasta. “Cuatro meses ya. Y en plena pandemia. Hay que tener en cuenta que cuando se hizo el diseño del hospital, no se tenía en mente crear rutas separadas para pacientes de Covid y no Covid. Desde el primer día hubo que cambiar circuitos, separar con biombos los boxes, habilitar zonas ventiladas de espera y de atención al paciente… Fue un reto”, explica el doctor José María Ferreras.
Hoy, cuatro meses después de la inauguración, la mitad de las atenciones registradas en Urgencias del Hospital HC Miraflores están relacionadas con Covid. Pero lejos de ser catastrofista, advierte de que a la par que se registran numerosos casos de coronavirus, se reducen las atenciones por otras patologías. “Otros años veíamos muchísima gripe. Este año no se ve nada. Se han reducido muchísimos los diagnósticos de enfermedades habituales bien sea porque la gente tiene miedo de ir al médico, porque la mascarilla protege también de la gripe o porque hay menos movimiento en las calles”, argumenta el especialista en atención de Urgencias. Eso sí, admite que en lo que a ingresos hospitalarios se refiere, la mitad están relacionados con Covid.
Sin embargo, la pandemia ha tenido otro efecto algo más perverso que la reducción de consultas por enfermedades comunes y de las visitas en pediatría: la demora en el diagnóstico de afecciones graves e incremento de atenciones por episodios críticos, como por ejemplo infecciones o dolores torácicos como angina de pecho. “Debido al miedo, la gente no ha acudido al médico y nos hemos encontrado con cuadros de infecciones muy avanzadas que, de haberse detectado a tiempo, habrían sido menores. Y lo mismo cardiopatía isquémica. El miedo durante los meses más duros de la pandemia ha hecho que la gente haya apurado mucho”, lamenta.
URGENCIAS DE PEDIATRÍA EN EL CENTRO DE ZARAGOZA
El número de personas que acuden al Servicio de Urgencias del Hospital HC Miraflores no deja de aumentar, tal y como estaba previsto en los planes de desarrollo. Según el doctor Ferreras, la ubicación en pleno centro de Zaragoza es un factor determinante y también lo es el que no se trate de una Unidad de Urgencias de medicina general al uso, sino que disponga también de Urgencias de Pediatría. Todos los días del año, a cualquier hora, hay un pediatra disponible para los pacientes. Y en ambos casos, medicina general y Pediatría, los 16 facultativos que trabajan en ese servicio tienen a su disposición todos los equipamientos técnicos y humanos de un hospital las 24 horas del día, 365 días al año. “Tenemos acceso a cualquier prueba en todo momento. No hay demoras. Una valoración de cardiología, un escáner, una gastroscopia… Cualquier servicio que se pueda imaginar”, sostiene el responsable de la unidad de Urgencias.
La filosofía de este doctor y del equipo que coordina es siempre constructiva. Construir, apoyar, sumar para atender siempre a los pacientes. Sobre todo, en situaciones tan excepcionales como la que estamos viviendo de pandemia. “El servicio que prestamos desde la sanidad privada es un complemento a la sanidad pública; el sistema ha colapsado y se han restringido muchos servicios que se deberían haber dado al ciudadano: por ejemplo, más pruebas PCR”, sostiene el doctor Ferreras. Una de las pruebas más solicitadas de su hospital es la realización de PCR. ¿Por qué? Porque desde el sistema público se está recomendando el aislamiento preventivo y se está restringiendo la realización de PCR, en su opinión, excesivamente. “Muchos pacientes recurren a la sanidad privada para realizarse la PCR porque han entrado en contacto con personas contagiadas y no les llaman los rastreadores o no los consideran contacto porque tuvo lugar más de dos días antes del positivo (a veces han pasado dos días y cuatro horas) y se considera que ya no merece la pena hacerles la PCR. Les dicen que tienen que someterse a aislamiento sin hacerse la prueba. Y eso, un autónomo, no puede permitírselo. Por eso vienen aquí”, afirma.
LECCIONES APRENDIDAS
Lo que el doctor Ferreras tiene claro es que estos diez meses de pandemia han sido de aprendizaje continuo y que vivíamos en una burbuja sin ser conscientes de nuestra vulnerabilidad. “Habíamos infraestimado los virus de transmisión aérea durante años. La Organización Mundial de la Salud llevaba años avisándonos (el SARS, el ébola, etc.). Ha sido como el cuento de que viene el lobo, que viene el lobo; y al final vino el lobo”.